Francisco llegó el viernes a Papúa Nueva Guinea para la segunda parte de su gira por cuatro países del sudeste asiático y Oceanía. Es el segundo papa que visita la nación del Pacífico sur, que es pobre pero tiene una importancia estratégica.
Una salva de cañones y una banda de música dieron la bienvenida al pontífice argentino, de 87 años, en la pista del aeropuerto de la capital, Puerto Moresby, tras un vuelo de seis horas desde Yakarta, Indonesia. Durante la breve ceremonia, Francisco perdió momentáneamente el equilibrio al pasar de su silla de ruedas a una normal, pero sus guardas de seguridad lo sostuvieron.
Mientras viajaba, la policía indonesia anunció la detención de siete personas de las regiones de Java y Sumatra sospechosas de amenazar en redes sociales con organizar atentados suicidas durante actos papales y de alterar su protocolo de seguridad. El vocero de la brigada antiterrorista de élite de la policía, Aswin Siregar, describió las amenazas como una búsqueda de notoriedad, pero agregó que la investigación seguía abierta.
Su ajetreada visita de tres días a Indonesia culminó con una misa el jueves por la tarde ante una multitud que abarrotó dos estadios deportivos y desbordó un estacionamiento.
«No se cansen de soñar y de construir una civilización de paz«, pidió Francisco durante una homilía improvisada. «Sean constructores de esperanza. Sean constructores de paz«.
El Vaticano había anticipado que la misa atrajera a unas 60,000 personas, y los organizadores pronosticaron unos 80,000 asistentes. Pero el portavoz de la Santa Sede citó a organizadores locales que dijeron que hubo más de 100,000 personas presentes.
Fuente: Diario Libre.